Calendario del Bicentenario “Perú es una tierra ensantada”
(Francisco I, Angelus, Plaza Mayor de Lima, 21 de enero de 2018)


< ENE FEBRERO MAR >
 

1 P. Miguel de Ribera CO (1600-1680), sacerdote oratoriano o filipense, nacido en Trujillo. Desengañado del mundo recibió en La Paz las sagradas órdenes. Años después, en Lima, interno en el Hospital de San Pedro para clérigos convalecientes, conoció al padre Alonso Riero de Pastrana que estaba conformando el instituto de san Felipe Neri en el Perú, uniéndose a sus filas. Atendía largas horas en el confesionario: “A él acudían, desde el alba hasta el mediodía, hombres y mujeres desorientadas de toda condición; el mismo arzobispo Almoguera lo eligió por confesor. […] Al caer la noche continuaba recibiendo gente en el confesionario. Entre todas sus virtudes, lo distinguía su gran devoción por la Eucaristía”.1

2 Virgen de la Candelaria

(ver La Virgen de la Candelaria, Patrona de Puno y La Candelaria de Cayma, Tesoros de la Fe, nº 26 y 14, febrero de 2004 y 2003, respectivamente).

Hno. Agustín de Piedra Santa SJ (+1587), hermano coadjutor. “Italiano de nación, tenido de todos por hombre perfecto, y fiel hijo de la Compañía, enriquecido de Dios con heroicas y excelentes virtudes”.2 Su morada habitual al terminar su oficio de panadero era el coro, en donde a toda hora se le encontraba de rodillas. Tuvo el don especial de hablar de Dios, edificando a todo aquel que lo veía y escuchaba.

3 P. Jerónimo Ruiz de Portillo SJ (1532-1590), sacerdote jesuita, natural de Logroño. San Francisco de Borja lo envió a América como primer provincial jesuita de las Indias y del Perú. “Con la eficacia de su predicación obró admirables conversiones, y con el ejemplo de su vida ganó muchas almas”.3

4 P. Fr. Bartolomé de Vadillo OSA (1590-1659), religioso agustino, natural de Salta. Su mayor gloria es la de haber fundado el Hospital de San Bartolomé (Lima, 1651), que atendía exclusivamente a “negros abandonados y pobres”, sean estos esclavos o libres. “Su retrato se conservó muchos años en dicho hospital, con este cuarteto escrito por un negro agradecido: «Feliz Vadillo que franco / supo con forma especial, / darle al negro aquí hospital / siendo de piedad él blanco»”.4

5 P. Giovanni Anello Oliva SJ (1574-1642), sacerdote jesuita, natural de Nápoles. Evangelizó en Juli, Santa Cruz de la Sierra, Arequipa, Oruro y Chuquisaca. Finalmente fue rector del colegio del Callao antes de pasar al de San Martín de Lima, donde falleció. Escribió la Historia del Reino y Provincias del Perú.

6 Hno. Diego de Leyva y Martinez OSA (Ermitaño de Guadalupe) (+1645), natural de Chilapa, México. Vino al Perú muy joven en 1574, llevando una vida relajada hasta que a causa de un accidente perdió la vista y fue admitido por los agustinos como hermano lego. Rogó ser conducido al Santuario de la Virgen de Guadalupe, en Pacasmayo. Llegó al monasterio de Anlape (antiguo Guadalupe) poco antes del terremoto que devastó la región en 1619; sobrevivió a la catástrofe y cooperó, a pesar de sus limitaciones, en la edificación del actual santuario. En el huerto del monasterio cultivaba hermosas flores, que luego seleccionaba por colores a pedido de la Virgen, no obstante su ceguera, para adornar su altar. Allí sirvió a su Señora, con abnegación y modestia, hasta su santa muerte.

7 Pbro. Reynaldo Sáenz Toscano (+1990), párroco del distrito de Izcuchaca, departamento de Huancavelica. Sacerdote ejemplar, interceptado y acribillado por cuatro subversivos cuando se dirigía a la ciudad de Huancayo, murió en el ejercicio de su sagrado ministerio.

8 D. José Manuel de Goyeneche y Gamio (1831-1893), militar y político, natural de Arequipa. Heredó de su tío, José Manuel de Goyeneche y Barreda, el título de conde de Guaqui; y, por su matrimonio con María del Carmen Azlor de Aragón e Idiáquez, se convirtió en duque consorte de Villahermosa y Grande de España. “Miembro de una ilustre familia de origen navarro. Su abuelo se trasladó a Perú, donde hizo gran fortuna como minero y agricultor. […] Tuvo una educación esmerada e ingresó en el ejército, donde llegaría a alcanzar el grado de coronel”.5 En la política peninsular destacó en las filas conservadoras, como senador del Reino por derecho propio; distinguiéndose por la convicción y el entusiasmo con que defendió los intereses católicos.

9 P. Martín Peláez SJ (1558-1614), sacerdote jesuita, natural de La Mancha. Antes de venir al Perú ocupó importantes cargos en México, donde fue rector del Seminario de Puebla, procurador de la Provincia y visitador. “En su gobierno se mostró siempre discreto, prudente, suave y entero, celosísimo de la observancia religiosa, amador de la pobreza y mortificación rigurosa de todos sus sentidos. Estando gravemente enfermo le apareció Cristo nuestro Señor, en forma de un hermosísimo niño, que le consoló y avisó de su muerte”.6

10 Sor María de la Cruz OIC (s. XVI). El 21 de setiembre de 1573, junto a Sor María de Jesús, “monjas de la Encarnación, canónigas reglares de San Agustín, de conocida virtud y vida ejemplar”, salieron en solemne procesión de su convento para la fundación de un segundo cenobio femenino de clausura en la Ciudad de los Reyes. Atendiendo a la solicitud de la fundadora, doña Inés Muñoz de Ribera, y con el fin de instruir a las novicias en la observancia y ceremonias propias. “El convento de la Concepción de Lima (corona del Perú) fue la fértil parra, que dando a racimos siervas de Dios y vírgenes a la Iglesia, repartió sarmientos fecundos en Lima y fuera de ella, con que tiene Cristo, no una esposa en su viña sino viñas grandes, cuajadas de esposas, que salieron a plantar otros celestiales vidueños”.7

11 Nuestra Señora de Lourdes (1858), la primera de dieciocho apariciones de la Virgen María a santa Bernadette Soubirous en Francia (ver En Lourdes, Nuestra Señora coliga a sus hijos para la victoria final, Tesoros de la Fe, nº 74, febrero de 2008).

12 M. Teresa del Sagrado Corazón (1856-1950), limeña, en el siglo Rosa Mercedes de Castañeda y Coello, ilustre fundadora de la Congregación de Reparadoras del Sagrado Corazón.

13 Pbro. Mateo Joaquín de Cossio y Urbicaín (1789-1846), nacido en la Ciudad Blanca, presbítero, abogado, catedrático, rector del Seminario de San Jerónimo, arcediano de la catedral de Arequipa y figura ultramontana de realce.

14 Da. Mencía de Vargas (s. XVI), viuda de Tomás González de Cuenca, fundó en Lima el 2 de febrero de 1579 junto a su madre —doña Lucrecia Sánsoles, a su vez, viuda del conquistador y encomendero Juan de Rivas— un lugar de recogimiento, bajo la regla cister­ciense, de lo que más tarde vendría a ser el Monasterio de la Santísima Trinidad.

15 P. José de Acosta SJ (1540-1600), sacerdote y teólogo jesuita, nacido en Medina del Campo. Vino al Perú en 1572. “Acompañó al virrey Francisco de Toledo a La Paz, Chuquisaca y Potosí, uno de cuyos efectos fue la fundación, poco después, de colegios jesuitas en estas ciudades. Desde 1575 fue consultor del Santo Oficio y profesor de teología en el Colegio S. Pablo y en la Universidad de S. Marcos de Lima, aun siendo rector del Colegio S. Pablo (1575) y provincial del Perú (1576-1581). […] Acabado su provincialato, asistió como teólogo al III Concilio Limense (1582-1583), cuyos decretos redactó”.8 Escritor fecundo y polifacético, entre sus obras destacan: Doctrina cristiana y catecismo para instrucción de los indios e Historia natural y moral de las Indias.

16 M. María Antonia de San José (1706-1781), en el siglo María de Larrea y Arispe, religiosa trinitaria, natural del Ca­llao. “No hubo prenda de las que deben adornar un alma perfecta o a una religiosa recoleta, en las variadas situaciones en que la colocaron los diversos ministerios de su estado, que no resplandeciese soberanamente en ella. Durante 40 años, estuvo sujeta a la dura ley de todo género de tribulaciones, que sobrellevó con heroica fortaleza; sacando de ellas, como el oro del crisol, nuevos resplandores de santidad. Fue siete veces Prelada, no obstante su vidriosa humildad; y murió en opinión de santa”.9

17 Miércoles de Ceniza

(Ayuno y abstinencia)

Cuarenta días antes de la Pascua, la Iglesia abre ­solemnemente el tiempo de penitencia, llamado ­Cuaresma, con la imposición de las cenizas en preparación para la Semana Santa (ver Cuaresma: tiempo penitencial, Tesoros de la Fe, nº 147, marzo de 2014).

18 P. Fr. Juan Ramírez OSA (1526-1608), religioso agustino español. Fue destinado a Huamachuco, hacia 1550: “Salió de Lima a caballo, pero continuó a pie descalzo y tan pobre que no llevaba alforja. […] Al ver los indios su falta de codicia, sus ayunos, oración y disciplinas, fueron tomándole afecto y algunos le pidieron el bautismo”. Continuó evangelizando en Leymebamba, Chachapoyas y Moyobamba, “consiguiendo numerosas conversiones por la fama de santo que le rodeaba. Como el demonio no podía dejar escapar tan fácilmente su presa, tentó al misionero valiéndose de la hermosura y gracia de las bellas mujeres de la región”, pero todo fue en vano. “Entró a Huambos domando gentiles, acariciando descontentos, predicando la fe” donde fundó las ciudades de Cutervo (1560) y la de Todos los Santos (1562). “Su profunda devoción a la Virgen le llevó a vivir unos años en el Santuario de Guadalupe, pero tenía alma de misionero llena de inquietud y celo por la salvación de las almas. A Huamachuco regresó y allí estuvo hasta el año 1605, en que, ya casi ciego, determinó retirarse al convento de Trujillo para prepararse a bien morir”.10

19 † D. José Sebastián de Goyeneche y Barreda (1784-1872), meritísimo prelado, “gran columna de la Iglesia en el Perú”, perteneciente a una familia arequipeña de las más aristocráticas. En 1817 fue preconizado obispo de Arequipa por Pío VII y, después de cuatro décadas, en 1859 elevado a la sede metropolitana de Lima por Pío IX. En su informe a la Santa Sede de 1822, el arzobispo Bartolomé de las Heras lo describe así: “Aunque joven, tiene toda la virtud y prudencia de la edad más avanzada; es buen teólogo escolástico dogmático; su porte y manejo sirve de ejemplo a sus feligreses, que admiran su recogimiento, pureza y pastoral solicitud”. A raíz de la independencia, “aceptó el nuevo régimen político y decidió permanecer en su diócesis. Fue ejemplar esta determinación de seguir fiel a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo cristiano confiado a su tutela, pese a los impulsos de su tradición familiar”.11 Enfrentó con altanería a Bolívar y luchó varonilmente en defensa de los intereses católicos.

20 P. José de Aguilar SJ (1652-1708), insigne sacerdote jesuita limeño, apodado “el Vieira peruano”. “Profesor sucesivamente de latinidad, filosofía y teología, emprendió pronto una carrera extraordinaria de oratoria sagrada en los púlpitos de su ciudad natal principalmente, pero también en el Callao y en La Plata (Charcas). José de Aguilar se profesaba admirador y seguidor del gran orador portugués padre Antonio Vieira SJ (+1697). El jesuita peruano llegó a publicar hasta ocho tomos de sus propios sermones en Bruselas, Sevilla y Madrid. En cada sermón desarrolla un texto de la Sagrada Escritura con erudición, ingenio y aplicación moral práctica, lo que le da a su elocuencia color local”.12 Vino a fallecer en Panamá, cuando se dirigía a Roma en calidad de procurador de los jesuitas del Perú.

21 P. Gabriel Perlín SJ (+1656), modelo de sacerdote jesuita que durante alrededor de tres décadas “se dedicó al ministerio de los negros en calles y plazas de la ciudad, pero también acudía a las chacras próximas donde impartía la doctrina a esclavos y mitayos. Les obsequiaba con rosarios, medallas y tabaco, pero él se alimentaba de camotes, yucas y raíces. El P. Perlín falleció el día 24 de febrero de 1656 con fama de santidad, no sin transmitir a Francisco del Castillo un ejemplo digno de ser continuado”.13

22 M. Leonor de la Santísima Trinidad OIC (s. XVI-XVII), religiosa concepcionista, natural de Chuquisaca. Fundadora del Monasterio de Concepcionistas Descalzas de San José (Lima, 1603) y su primera abadesa. “Era muy penitente, hacía mortificaciones públicas, ayunaba a pan y agua las nueve festividades de la Virgen y reverenciaba terníssimamente al ángel custodio de su guarda. La familiaridad con Dios en la oración era continua […]. Cuéntase desta esclarecida religiosa, que estuvo detenida en el Purgatorio seis meses, no por culpas suyas, sino por algunas ligeras omisiones de prelada”.14

23 Hna. Úrsula de Jesucristo OSC (1604-1666), hija de un español y de una esclava, heredó la condición de su madre. A los doce años de edad pasó a servir en el Monasterio de Santa Clara de Lima. “Allí, habiendo decidido abrazar la opción religiosa, recibió de una monja caritativa el regalo de su libertad”. Hizo su profesión en 1647. “Se distinguió por la modestia y por asistir a las hermanas enfermas y convalecientes, para quienes lavaba la ropa y las vendas”. Un día se le apareció Jesucristo y le mostró su corazón, dentro del cual estaba ella: “¿Qué es esto, Señor mío, (siendo yo) una negra tan pecadora? ¿No hay muchas reinas y señoras?”. Y recibió esta respuesta: “Es más estar en gracia mía que ser reina”.15

24 Beata Ascensión Nicol y Goñi MDR (1868-1940), religiosa dominica española, primera misionera en la Amazonía peruana. En 1920, junto a Mons. Ramón Zubieta, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado, fundó la Congregación de Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario. Fue beatificada en Roma el 14 de mayo de 2005.

25 Siervo de Dios P. Fr. Francisco Salamanca OdeM (+1737), sacerdote mercedario, natural de Oruro. Infatigable predicador y misionero en los valles de Calca y Lares, eximio rector del Santuario del Señor de Huanca y singular devoto de la Virgen Dolorosa. “Desde su muerte […] ha sido considerado como un varón extraordinario, adornado de las virtudes propias de un hombre de Dios. Concepto que se ha conservado y transmitido por la tradición de generación en generación. Tradición que se siente y se vive en el Convento de la Merced del Cusco”,16 donde ha sido descubierta su celda, decorada con exquisitas pinturas murales.

26 Sor Clara Álvarez del Corazón de María FIC (1860-1924), religiosa franciscana, nacida en Lima. Un 6 de diciembre de 1883, junto a fray Alfonso María de la Cruz Sardinas y Zavala OFM , más adelante obispo de Huánuco, funda la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

27 P. Fr. Antonio de la Calancha OSA (1584-1654), religioso y cronista agustino, natural de La Plata. Autor de la Crónica Moralizada del Orden de San Agustín en el Perú. “Calancha, además de ser uno de los mejores y más conocidos cronistas peruanos, su obra, en líneas generales, pasa por ser la primera de las crónicas de los agustinos del Perú, a la par que única y ejemplar en cuanto a contenido, método y proyección cultural”.17

28 † Fr. Domingo de Santo Tomás Navarrete OP (1499-1570), religioso dominico, natural de Sevilla. Llegó al Perú en 1540 y participó en los dos primeros Concilios Limenses. Escribió la más antigua gramática del quechua, por lo cual Raúl Porras Barrenechea le dio el apelativo de Nebrija indiano. Defendió con valentía a los indios, manifestó al rey su preocupación por la educación de los mestizos y su oposición a la perpetuidad de las encomiendas. Pío IV lo nombró primer obispo de La Plata.


< ENE MAR >


“Apenas puede encontrarse hombre en el transcurso de los siglos con una grandeza de alma y un ingenio comparables a la grandeza de alma y al ingenio de quien esto realizó [Cristóbal Colón]. Del seno del inexplorado océano, gracias a él, surgió un nuevo mundo; millones de hombres, que se hallaban en el olvido y en las tinieblas, se han reintegrado a la sociedad, y han vuelto de la barbarie a la mansedumbre y a la humanidad; y, lo que es más, han sido llamados de la muerte a la vida sempiterna por la comunicación de los bienes que Jesucristo engendró”

(León XIII, Quarto Abeunte Saeculo, 16 de julio de 1892).

 

 

Notas.-

1. Rafael Sánchez-Concha B., Santos y Santidad en el Perú Virreinal, V&E, Lima, 2003, p. 209-211.

2. Alonso Messia, Catálogo de algunos varones insignes en santidad de la Provincia del Perú de la Compañía de Jesús, Lyra Barreto, Sevilla, 1633 apud Rafael Vargas-Hidalgo, “Revista Andina” 28, Cusco, diciembre de 1996, p. 397.

3. Manuel Tovar, Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú (Primera parte), Tipografía de “La Sociedad”, Lima, 1873, p. 67.

4. Avencio Villarejo, Los agustinos en el Perú y Bolivia, Ed. Ausonia, Lima, 1965, p. 259.

5.María Ángeles Valle de Juan, Real Academia de la Historia, (DB~e) in http://dbe.rah.es/biografias/55348/jose-manuel-de-goyeneche-y-gamio.

6. Messia, op. cit., p. 398.

7. Diego de Córdova y Salinas, Crónica franciscana de las provincias del Perú (1651), Academy of American Franciscan History, México, 1957, p. 907-908.

8. Cf. https://archivo.jesuitas.pe/jose-de-acosta-sj/.

9.Pedro García y Sanz, Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú (Segunda parte), Tipografía de “La Sociedad”, Lima, 1876, p. 402.

10. Villarejo, op. cit., p. 135-137.

11. Enrique Fernández García SJ , Perú Cristiano, PUCP, Lima, 2000, p. 361-363.

12. Idem., p. 291.

13. Armando Nieto Vélez SJ , Francisco del Castillo, El Apóstol de Lima, PUCP, Lima, 1992, p. 80, nota 3.

14. Córdova y Salinas, op. cit., p. 911-912.

15. Sánchez-Concha, op. cit., Lima, 2003, p. 211-213.

16. Mons. Severo Aparicio Quispe OdeM , Siervo de Dios P. Francisco Salamanca, Convento de La Merced, Cusco, 2006, p. 83.

17. Rafael Lazcano González, Real Academia de la Historia, (DB~e) in http://dbe.rah.es/biografias/17162/antonio-de-la-calancha.


< ENE MAR >
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Grandeza, Señorío y Santidad

Al conmemorarse el Bicentenario de la Independencia, la campaña El Perú necesita de Fátima quiere honrar de un modo especial a quienes de una u otra forma han colaborado para hacer grande el nombre del Perú, destacando cada día el nombre de uno de ellos. Sin embargo, como los 365 días nos quedan cortos para mencionarlos a todos, hemos tenido que proceder a una compleja selección. Escogiendo de preferencia el día de su fallecimiento y cuando esto no era posible una fecha próxima.

Hago hincapié en que no se trata de un santoral, como los que esta publicación ha consignado antes. Se trata simplemente de una mención honrosa, extraordinaria, debida a la importante efeméride.

Queremos, sin embargo, destacar particularmente las figuras de los más olvidados, a muchos de los cuales la incuria de los tiempos ni siquiera les honró con una calle que perpetúe su memoria. En su mayoría nacieron o murieron en nuestro suelo; otros vivieron en él o lo recorrieron lo suficientemente como para identificarse y amar esta tierra.

Encabezan esta dilatada legión de almas, como auténticas lumbreras, los santos, beatos, venerables y siervos de Dios, ya reconocidos por la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. A los demás les debemos un reconocimiento meramente humano. A los primeros les pedimos su intercesión y a los segundos les ofrecemos nuestras oraciones, para que juntos algún días podamos todos gozar de las misericordias de Dios.

Son los evangelizadores que padecieron los mayores trabajos y fatigas para expandir e irradiar el cristianismo por valles, quebradas y montañas.

Son los religiosos y seglares, de uno y otro sexo, de todas las edades, razas y condiciones sociales, que practicaron las virtudes en grado heroico y alcanzaron la eterna bienaventuranza.

Son los prelados y gobernantes que velaron por el progreso espiritual y material de la nación.

Son las mujeres que en la clausura de sus monasterios ofrecieron una vida de recogimiento, oración y sacrificios para aplacar la justicia divina.

Son los mártires de la fe, que vertieron su sangre por la propagación del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

Finalmente, son los cronistas, literatos, artistas, poetas y escritores que transmitieron con fidelidad a las generaciones futuras las glorias y epopeyas de nuestra historia.

Asimismo, hemos querido destacar algunas de las advocaciones y fiestas católicas más populares. Tanto las provenientes del Viejo Mundo y que echaron raíces profundas en nuestro medio, como las que surgieron en el Perú en los últimos cinco siglos.

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Ciertamente, la enumeración de tantos personajes y el motivo de nuestra elección, despertará en muchos lectores el deseo de conocer algunos de sus rasgos más notables.

Con esto pretendemos rendir un homenaje al Perú en el del Bicentenario de su Independencia. ¡Viva el Perú católico!





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