R.P. Raúl Plus SJ Hay que amar mucho a los hijos: para consentir en tenerlos, para no molestarse con sus exigencias y, para llegar en ese cariño a lo sobrenatural. No hay que molestarse con sus exigencias. Los pequeñitos carecen de defensa y no cuentan con medios para ella; necesitan que alguien acuda continuamente en su ayuda. ¡Dichoso quien los adivina! Las madres poseen el secreto de hacerlo. Grite, agítese y llore el hijo cuanto quiera. Todo niño de cuna es un revolucionario en ciernes. Se figura que las instituciones mejor organizadas deben rendirse a sus caprichos; y si no ve cumplidas sus órdenes, se pone a chillar y trastorna la casa entera. Añádase que ya nace malicioso. Pronto descubre los procedimientos seguros para lograr lo que quiere. No es eso raciocinio, sino intuición. Tal gesto, tal actitud producen el resultado apetecido; tal otro modo de obrar es inoperante. No hallaríamos una lógica más ingenua. Ni un orgullo más ingenuo. Se considera como centro de la familia, y no se recata de ello; es un verdadero monarca. El papá y la mamá, los hermanitos y las hermanitas son los personajes que integran su corte, atentos todos a sus mil veleidades. En recompensa distribuye multiplicadas sonrisas. Más tarde necesitará jugar, saltar, correr; romper algo será para él un placer, como lo será el sentarse para escuchar un cuento. La niña será absorbida por los cuidados dispensados a su muñeca. El niño juega a soldados y locomotoras. Hay que tolerar serenamente sus travesuras, sin renunciar a un juicioso adiestramiento, preludio de una educación juiciosa. Cuando los niños crezcan, se ha de tolerar que armen bulla, que sean curiosos, que quieran tocarlo todo, sin perjuicio de moderar los movimientos y el ruido cuándo y dónde convenga y de explicarles lo que puede hacerse y lo que se debe evitar. * * * Amen a los hijos no solo por su natural encanto, sino por unos motivos más elevados y propiamente divinos. “Yo amo mucho a mis hijos”, exclaman a porfía los padres, y sobre todo las madres. Uno se siente a veces con ganas de decirles: “Ámenlos un poquito menos, pero ámenlos un poquito mejor”. O bien —puesto que nunca se ama demasiado, pero se puede amar mal—: “Ámenlos cuanto puedan, pero no por ustedes, sino por ellos”. Por ellos, no cedan a sus caprichos, no se empeñen en ahorrarles el menor esfuerzo, no los consideren como unos pequeños ídolos, no les enseñen desde la más tierna edad el orgullo y la vanidad. Por ellos, reparen siempre en aquello que puede causarles daño; y no solo en lo que conviene al cuerpo, sino también en lo que atañe a los intereses así inmediatos como mediatos de su alma. Por ellos, finalmente, hagan esfuerzos por descubrir a través de la silueta humana de cada uno de esos bautizados a la Santísima Trinidad, que en ellos reside, y la imagen de Jesucristo, no teniendo otra mira que una formación completa, a propósito para hacer de ellos unos templos verdaderamente sagrados del Señor, unas auténticas prolongaciones de Jesucristo.
* Adaptado del libro Cristo en el Hogar, Ed. Subirana, Barcelona, 1960, p. 567-569.
|
Los sueños de San José Nexo entre el Antiguo y el Nuevo Testam |
España al borde del abismo: ¿una nueva Sodoma y Gomorra? La aprobación del llamado “matrimonio” homosexual en España constituye una gravísima ofensa a Dios, máxime dadas las actitudes de miembros del Gobierno, de ostentoso desprecio por las censuras de S. S. Juan Pablo II a ese propósito, poco antes de fallecer... | |
¿Por qué existe el mal? Uno de los problemas que más angustiaron a la humanidad en todos los tiempos, y que solo encuentra una solución satisfactoria con el Cristianismo, es el de la existencia del mal. ¿De dónde procede el mal? ¿Cómo pueden la bondad y la omnipotencia de Dios conciliarse con la existencia del mal? ¿Si Dios podía impedir el mal y no lo quiso impedir, dónde está su bondad? ¿Y si Dios quería impedir el mal y no puede, dónde está su omnipotencia? En ambos casos, ¿dónde está su Providencia?... | |
Nuestra Señora de la Merced El día 24 de setiembre se conmemora la fiesta de la Santísima Virgen de la Merced. Originalmente, esta festividad era exclusiva de la Celestial, Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced... | |
Jesús expulsa a los mercaderes del Templo y elige a los Apóstoles Habiendo ido Jesús a Jerusalén para celebrar la Pascua, se dirigió al Templo y vio que estaba siendo profanado por los mercaderes. Unos vendían bueyes, ovejas, palomas y otros cambiaban monedas. Vivamente indignado el divino Salvador ante tal espectáculo, hizo con varios cordeles unos azotes y expulsó del Templo a los vendedores, echando por tierra las mesas de los cambistas y gritando:... | |
La gracia divina antes de la venida de Cristo Quisiera saber si la doctrina católica sobre la gracia se aplica también para aquellos que vivieron antes de Cristo y, en caso de que la respuesta sea afirmativa, si lo era apenas para los judíos... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino