Las cosas terrenas corren como un río por el lecho del tiempo; el pasado cede necesariamente su puesto y el camino a lo por venir, y el presente no es sino un instante fugaz que une a ambos. Es un hecho, es un movimiento, es una ley; no es en sí un mal. Sería un mal si este presente, que debería ser una tranquila onda en la continuidad de la corriente, se convirtiera en una tromba marina que todo arrasara a su paso, como un huracán o un tifón, y que con su furiosa destrucción y violencia excavase un abismo entre lo que ha sido y lo que será. Esos bruscos saltos que da la historia en su curso, constituyen y determinan, pues, lo que se llama una crisis, es decir, un paso peligroso, que puede conducir a la salvación o a una ruina irreparable, pero cuya solución todavía se halla envuelta en el misterio, dentro de la niebla que envuelve a las fuerzas en lucha. Patriciado y Nobleza, representáis y continuáis la tradición. Esta palabra, bien se sabe, suena importuna a muchos oídos; desagrada, con razón, cuando ciertos labios la pronuncian. Algunos la comprenden mal; otros la convierten en falsa divisa de su inactivo egoísmo. Muchos espíritus, aun sinceros, se imaginan y creen que la tradición no es sino un recuerdo, el pálido vestigio de un pasado que ya no existe ni puede volver, que a lo sumo ha de ser conservado con veneración, hasta con cierta gratitud, relegado a un museo. Pero la tradición es algo muy distinto del simple apego a un pasado ya desaparecido; es lo contrario de una reacción que desconfía de todo sano progreso. La propia palabra, desde un punto de vista etimológico, es sinónimo de camino y avance. Sinonimia, no identidad. Mientras, en realidad, el progreso indica tan solo el hecho de caminar hacia adelante, paso a paso, buscando con la mirada un incierto porvenir, la tradición significa también un caminar hacia adelante, pero un caminar continuo que se desarrolla al mismo tiempo tranquilo y vivaz, según las leyes de la vida. Gracias a la tradición, la juventud, iluminada y guiada por la experiencia de los ancianos, avanza con un paso más seguro, y la vejez transmite y entrega confiada el arado a manos más vigorosas que proseguirán el surco comenzado. Como lo indica su nombre, la tradición es el don que pasa de generación en generación, la antorcha que, a cada relevo, el corredor pone en manos de otro sin que la carrera se detenga o disminuya su velocidad. Tradición y progreso se completan mutuamente con tanta armonía que, así como la tradición sin el progreso se contradice a sí misma, así también el progreso sin la tradición sería una empresa temeraria, un salto en el vacío.
Pío XII, Discurso al Patriciado y a la Nobleza romana, 19 de enero de 1944.
|
![]() San Juan Masías Gloria de la Orden Dominicana |
![]() |
Los dos lagos Si existe una materia que no debería faltar, tanto en el hogar como en la escuela, es la educación de la pureza... |
![]() |
El formidable poder de la música Nacido en Pittsfield, Massachusetts (EE.UU.), Philip Calder ya mostraba un gran talento musical a los siete años, cuando empezó a recibir clases de piano... |
![]() |
Objeciones de una revista luterana contra la Iglesia Los protestantes (luteranos) afirman, en su revista, que en la época de Lutero la Iglesia vendía lugares en el cielo a los más ricos... |
![]() |
La religión nos da la clave para interpretar las cruzadas en América Aún cuando se considere veraz el hecho de que el oro fuera el objetivo principal en la mente de los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, es un hecho histórico que la religión jugó siempre un papel muy importante... |
![]() |
¡Católicos, despierten! La persecución religiosa ya constituye la mayor catástrofe del siglo XXI... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino