Estimados amigos: En nuestra edición de abril del año pasado (nº 208), por ocasión de la Semana Santa, reprodujimos como Tema del Mes extractos seleccionados del libro “Jesucristo, su Vida, su Pasión, su Triunfo”, del redentorista francés P. Agustín Berthe (1830-1907), gran misionero, profesor de retórica y autor de connotadas obras. Allí, el padre Berthe narra la gran farsa montada en el juicio de Nuestro Señor Jesucristo, que resultó en su condena y crucifixión. El Sanedrín —asamblea de los ancianos judíos, una especie de Corte Suprema, que legislaba y juzgaba las causas en la Jerusalén del primer siglo de nuestra era— necesitaba dar una apariencia de legalidad a la condena de Jesús, para que el juicio no sea acusado de ilegítimo. Este tribunal estaba sujeto a los sumos sacerdotes Anás y Caifás, dos notorios rufianes. Tal era su odio contra Jesús, que no retrocedieron ante el crimen que practicarían al infringir todas las leyes específicas. Como los sumos sacerdotes no podían dictar sentencias de muerte, condujeron a Jesús para ser condenado por Poncio Pilatos, el gobernador romano que, en nombre del emperador, tenía el poder de imponer la pena capital a los habitantes de Judea. En el referido número de Tesoros de la Fe (cf. “Juicio y condenación de Jesucristo, una farsa sórdida y grotesca”), los pasos de Jesús fueron narrados desde el Huerto de los Olivos, pasando por la traición de Judas y el simulacro de juicio en el tribunal del Sanedrín, hasta que fue llevado a Pilatos como un vulgar criminal, con la exigencia de la condena a la pena máxima. En la presente edición, continuaremos la narración a partir del primer encuentro de Jesucristo con Pilatos. Como de costumbre, les deseamos una agradable y provechosa lectura. En Jesús y María, El Director
|
El Juicio de Jesucristo Injusticia suprema |
|
Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia Un noble polaco, el conde Stanislaw Kostka Potocki (1752-1821) participaba en una cacería en tierras del rey de Nápoles, cuando le mostraron un caballo considerado indomable. El conde, de inmediato, se quitó la casaca y montó el bravo animal, el cual se dejó subyugar por él... |
|
Cristo en la tempestad del mar de Galilea Sobre el mar de Galilea, ese lago de agua dulce normalmente caluroso y tranquilo, soplan repentinamente vientos fuertes desde el desierto, que levantan olas de hasta tres metros de altura... |
|
Santa Teresa de Lisieux Pionera de la “pequeña vía” Para un lector superficial de la Historia de un Alma, santa Teresita (1873-1897) fue una “santita” que vivió en un mar de rosas y apenas tuvo la desdicha de perder a su madre a los cuatro años de edad y de morir prematuramente. La iconografía romántica enfatiza esta idea presentándola como una monjita buena, sonrojada y risueña, sosteniendo un crucifijo y un mazo de rosas; una caricatura edulcorada, que más favorece a una piedad falsa y sentimental. Lo cual contrasta totalmente con las fotografías auténticas que de ella poseemos... |
|
Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada “Unsere Liebe Frau mit dem Geneigten Haupt!” (Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada). Así es conocida en toda Austria la milagrosa imagen encontrada en Roma (1610)... |
|
Utilidades del pecado EL HOMBRE MODERNO tiende a aprovecharlo todo. Hasta la chatarra y los desperdicios. Hasta la negra corriente de las cloacas, de la que obtiene activos fertilizantes. Los cocineros disponen de libros con normas para aprovechar las sobras... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino