Plinio Corrêa de Oliveira Un noble polaco, el conde Stanislaw Kostka Potocki (1752-1821) participaba en una cacería en tierras del rey de Nápoles, cuando le mostraron un caballo considerado indomable. El conde, de inmediato, se quitó la casaca y montó el bravo animal, el cual se dejó subyugar por él. Jacques-Louis David (1748-1825), el conocido pintor francés, representó la escena en el momento en que Potocki daba por consumada su victoria. El caballo, dotado de una musculatura admirable y lleno de una estupenda vitalidad, parece espumar aún bajo el yugo del caballero. Este, aunque casi dando la impresión de fragilidad en relación con la cabalgadura, se mantiene sereno, elegante, enteramente señor de sí y del animal, y saluda a los que aplauden su triunfo. Símbolo admirable de la victoria del espíritu sobre la materia, del hombre sobre lo bruto. * * * ¡Qué bello tema de meditación para los hombres de una época como la nuestra, que tan frecuentemente se dejan dominar, ya no por lo animal, sino por algo que en el orden de los seres es muy inferior, esto es, por la máquina!
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Espada de fuego del Señor Dios de los Ejércitos |
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La dignidad de la mujer Todos los que empañan el brillo de la fidelidad y castidad conyugal, como maestros que son del error, echan por tierra también fácilmente la fiel y honesta sumisión de la mujer al marido; y muchos de ellos se atreven todavía a decir, con mayor audacia, que es una indignidad la servidumbre de un cónyuge para con el otro... |
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San Juan Leonardi Nacido en 1541 en Diecimo, en la provincia de Lucca (Italia), Juan Leonardi era el menor de los siete hijos de una familia de modestos agricultores... |
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Los sacrificios de las almas justas aplacan la ira de Dios En las sorprendentes manifestaciones de la Divina Misericordia a santa Faustina, Dios no se limitó a mostrarle la cólera divina que se cierne sobre el mundo actual... |
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La Iglesia, santa y católica,crecerá hasta el fin de los siglos Esto no significa que cada miembro de la Iglesia, considerado separadamente, no pueda alejarse de la perfección y perderse. Pero la Providencia, que vela sin cesar sobre la Esposa del Verbo Encarnado, no podría permitir que aquellas deserciones internas la destruyan o interrumpan su crecimiento... |
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Después de la Crucifixión, el triunfo de nuestro Redentor En el momento mismo en que Jesús rindió el último suspiro, una revolución súbita trastornó toda la naturaleza. El último grito del Dios moribundo resonó hasta en los abismos... |
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