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La predicación es un bien general; de todas las funciones del ministerio evangélico, es la que produce los mejores frutos. Predicad, pues, el mayor número de veces que podáis; pero evitad de usar proposiciones dudosas; no toméis por asunto de vuestros sermones sino verdades incontestables, claras y que por sí mismas produzcan la reforma de las costumbres. Haced sobresalir la majestad infinita de Dios y la enormidad del pecado que lo ultraja. Imprimid en los espíritus la creencia de la aterradora sentencia que será fulminada contra los réprobos el día del Juicio Final. Presentad —con todos los recursos de la elocuencia— los suplicios eternos para los que fuesen condenados. Hablad, finalmente, de la muerte y de la muerte súbita a los que viven en la indiferencia y en el olvido de su salvación, con una conciencia cargada de crímenes.
San Francisco Javier, Instrucciones al P. Gaspar Barzeu al partir a la misión de Ormuz in J. M. S. Daurignac, S. Francisco Xavier – Apóstol de las Indias, A.I., Braga, 1989, 6ª ed., pp. 302-303.
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La Virgen de las Lágrimas de Siracusa |
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¿Cómo un Dios tan bueno permite los sufrimientos de la guerra? ¿Cómo un Dios tan bueno permite los sufrimientos de la guerra?... |
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¡Vade retro Satanás! Un enemigo que nos vigila continuamente. Que como un chacal, ronda a sus víctimas al acecho del momento para devorarlas... |
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Una mañana del Conde de Lemos El imponente virrey del Perú, como íntegro discípulo de Jesús que era, armonizaba una gran severidad en lo concerniente a la moral y a la autoridad legítima, con un gran espíritu de piedad y constructiva benevolencia... |
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Las voces de todas las criaturas ¡Oh!, si tuvieses oídos para entender las voces de las criaturas, sin duda verías cómo todas ellas a una te dicen que ames a Dios... |
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El Dulce Nombre de María y el deber de velar por la gloria de Dios “ahora y siempre” 12 de setiembre: fiesta del Dulce Nombre de María. En aquella fecha, del año 1683, habiendo el rey Juan Sobieski al mando del ejército polaco vencido a los mahometanos que asediaban la ciudad de Viena y amenazaban a toda la Cristiandad, el bienaventurado Papa Inocencio XI extendió esta festividad a toda la Iglesia, como agradecimiento por la intercesión de la Madre de Dios... |
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