Estimados amigos: Cuántas veces en la vida pública como en la existencia privada nos deparamos con situaciones que nos cuesta entender. Y en el correcto planteamiento del problema —como decía Plinio Corrêa de Oliveira— está el 80% de la solución. ¿Cómo pueden haber quienes en pleno siglo XXI, con todos los avances de la ciencia médica, aboguen a capa y espada por la despenalización del crimen del aborto? ¿Cómo pueden haber quienes hoy pregonen el socialismo para resolver el problema de la pobreza en el mundo, cuando se sabe que donde este ha sido fatalmente aplicado no ha traído más que miseria? ¿Cómo pueden haber quienes piensen que legalizando el consumo de la marihuana y de otras drogas que destruyen a la juventud, se va a resolver el problema del narcotráfico? ¿Cómo pueden haber quienes abogando por la disminución de las penas y vaciando las cárceles, pretendan combatir eficazmente el crimen y la delincuencia? Ahora veo que la inmensa mayoría de las personas que piensan así, no tienen en claro la naturaleza y el origen del mal. Un asunto tan viejo como la misma existencia del ser humano, que nos fue explicado con la mayor simplicidad a los que tuvimos la dicha de asistir al catecismo. Por si no recordamos aquellas lecciones, o las queremos repasar, o si nunca las hemos recibido, los hermanos Gustavo y Luis Solimeo nos las explican con la brillantez que les caracteriza en la sección Tema del Mes. A este artículo se agregan otros no menos interesantes, educativos y oportunos. A todos nuestros lectores, les deseo un año cargado de bendiciones. En Jesús y María, El Director
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Gietrzwald El Poder de la Oración |
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