Estimados amigos: En el umbral de este nuevo año, cargado de aprensiones y de esperanzas, con la mirada puesta en nuestra Madre del Cielo, la Virgen de Fátima —que se dignó bajar a la tierra para proclamar el triunfo de su Inmaculado Corazón—, permítanme amables lectores ceder la pluma a san Bernardo de Claraval: “Vivimos, hermanos, en la esperanza y no nos desanimamos en la prueba presente, pues vivimos a la espera de los gozos indefectibles. Y esta nuestra espera no es vana ni incierta, apoyada como está en las promesas de la eterna verdad. Además, la comprobación de los dones presentes afianza la espera de los futuros, y la eficacia de la gracia presente hace en alto grado creíble la felicidad de la gloria prometida, que indudablemente ha de seguirle. En efecto, el Señor de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria. “Por lo cual, la piedad ha de sostener varonilmente en este siglo la confrontación, y habrá de padecer con ánimo sereno cualquier persecución. ¿Cómo no va a tolerarlo todo la piedad, ella que es útil para todo, y que tiene en su haber la promesa de la vida presente y de la futura? Resista esforzadamente al impugnador, pues el propugnador asistirá incansable al que resiste, ni faltará al que triunfa el liberalísimo remunerador. Su verdad te rodeará como un escudo. “Glorificad, pues, amadísimos, y llevad entretanto a Cristo en vuestro cuerpo, carga deleitable, peso suave, equipaje saludable, aun cuando a veces pueda antojársenos pesado, aun cuando en ocasiones golpee el costado y flagele al que se muestra recalcitrante, aun cuando alguna vez dome su brío con freno y brida y lo frene para colmo de felicidad. Escuchad, y escuchad en la alegría de vuestro corazón, lo que parece pertenecer a la promesa de la vida futura y es objeto de vuestra esperanza. Donde está vuestro tesoro, allí esté vuestro corazón” (sermón 7 sobre el salmo 90). Y luego de meditar en estas palabras del santo doctor melifluo, concluyo con san Pablo: “Que el Dios de la esperanza os colme de alegría y de paz viviendo vuestra fe, para que desbordéis de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo” (Rom 15, 13). En Jesús y María, El Director
|
![]() El galeón sumergido Símbolo de la esperanza |
![]() |
Marido y mujer: ¿tienen una idéntica autoridad en la familia? Para responder con profundidad a esta “polémica” pregunta de nuestro estimado lector — que se sitúa a contracorriente de la escalada feminista en la sociedad—, es necesario recordar, aunque de modo sucinto, la teología del matrimonio cristiano y de la familia... |
![]() |
Eutanasia en Portugal: Una tragedia anunciada “Nada terrible se hace de repente”, dice un viejo adagio portugués. Esto puede decirse de la reciente aprobación de la eutanasia en Portugal. Fue un proceso largo, y varios actores participaron en él... |
![]() |
La adoración de los ángeles, de los pastores y reyes Jesucristo es el Verbo o el Logos de que habla Platón, el Doctor universal de Sócrates, el Santo de Confucio, el Monarca universal de las Sibilas, el Dominador esperado en todo el Oriente, el Mesías, el Cristo del pueblo de Israel... |
![]() |
Navidad en Pisco Entre la vasta obra literaria que nos dejó Abraham Valdelomar (1888-1919), rescatamos una pintoresca narración sobre la celebración de una Navidad en su infancia... |
![]() |
Grandezas y glorias de San José En una aparición a santa Margarita de Cortona (1247-1297), Nuestro Señor le recomendó: “Manifestad cada día, con un tributo de alabanza, vuestra respetuosa devoción a la bienaventurada Virgen María y a San José, mi padre nutricio”... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino