Alfonso de Souza Un historiador que quiera ser honesto consigo mismo debe analizar la historia no tratando de ser “políticamente correcto”, sino simplemente objetivo. Esto puede llevarle a ir a contramano de la opinión corriente. Esto es lo que le ocurrió al profesor francés Reynald Secher (en la foto) cuando decidió escribir sobre el levantamiento de la Vendée que tuvo lugar durante la diabólica Revolución Francesa, demostrando cómo entonces se produjo un auténtico genocidio de los chouans. En ese sentido, bien podría citar las propias palabras de los representantes del gobierno revolucionario en misión ante el general Nicolás Haxo en diciembre de 1793: “La Vendée debe ser aniquilada porque se atrevió a dudar de los beneficios de la libertad”.1 Aniquilada, es decir, en otras palabras, no apenas arrasada, sino reducida a nada. El profesor Secher posee varios diplomas que le confieren autoridad para tratar del tema. Nacido en Nantes en octubre de 1955, se licenció en historia, geografía e historia del arte en 1978, y obtuvo a continuación un diploma de profundización en ciencias históricas, políticas y jurídicas por la célebre universidad de París-Sorbona. En 1983 obtuvo el doctorado en estas ciencias, y dos años más tarde el “diploma del Estado” en literatura y humanidades por la misma universidad. Su tesis doctoral lleva el atractivo título de: Contribución al estudio del genocidio franco-francés: la Vendée reivindicada. Pues bien, el gobierno francés siempre ha intentado ocultar, como un tema tabú, lo que realmente ocurrió en aquella región de Francia durante la Revolución Francesa, cuando nobles y campesinos se levantaron en defensa del altar y del trono. Por eso la tesis del profesor Secher “suscitó un gran debate porque por primera vez un historiador afirmaba haber demostrado científicamente que al término de la Primera Guerra de la Vendée, de 1793 a 1794, las tropas regulares de la República Francesa llevaron a cabo un genocidio” contra la población de esa región. Recibió también “numerosas críticas porque desmontaba el mito de la Revolución Francesa y, en consecuencia, negaba una parte de la historia de Francia”. ¿Cuál fue el precio que el historiador tuvo que pagar por esta temeridad? “Secher fue expulsado de la universidad y quedó impedido de dar clases en público”. Esto abatiría a cualquier persona con menos agallas que este historiador. “No obstante, [Secher] continuó lidiando con las guerras vandeanas, y en 1991 publicó otro libro que reabrió la polémica, Juifs et vendéens, d’un génocide à l’autre [Judíos y vandeanos, de un genocidio a otro], en el que compara el genocidio vandeano con el holocausto, resaltando las características comunes y las diferencias”. En esta nueva obra, el autor “argumenta que el gobierno francés de la época consiguió manipular aquellos acontecimientos para justificar lo ocurrido, y por ese motivo, y como prueba de ello, durante doscientos años nunca se habló de genocidio, con la única excepción de Gracchus Babeuf”.2 Por desgracia, no tenemos mayores datos sobre el posterior desarrollo de la polémica. El distinguido historiador es actualmente director de la editorial Reynald Secher Éditions, catedrático de Relaciones Internacionales y presidente de la asociación Mémoire du Futur de l’Europe. El general Pierre de Villiers, digno hijo de la Vendée Uno de los hijos más ilustres de la Vendée actual es el general Pierre de Villiers (foto), antiguo Comandante en Jefe del Estado Mayor de la Defensa francesa. Nacido en julio de 1956, es padre de seis hijos y hermano de Philippe de Villiers, conocido político conservador católico y fundador del parque temático Puy du Fou. Profundamente religioso, en una entrevista concedida a la revista La Vie, afirma: “La fe católica me fue transmitida en mi infancia […]. Este es el camino hacia la verdadera felicidad que mis padres pudieron mostrarme […] la transmisión de la fe estaría en el corazón de nuestro hogar. Mi mayor orgullo hoy, mi alegría como padre, es que mis seis hijos han guardado el tesoro de su educación cristiana. […] Esta fuerza para saber de dónde soy y hacia dónde voy es una gracia formidable porque la necesidad de arraigo, que la globalización individualista niega por ideología, es profunda en el hombre. Es la necesidad de sentido, trascendencia y esperanza. Por eso vengo de una tierra, la Vendée, que lleva consigo el vivo recuerdo de las guerras y que, al mismo tiempo, clama la necesidad de superar el odio y la reconciliación”. El general afirma que no es “ni muy espiritual ni un contemplativo: me acerco a Dios por la acción, en particular por relacionarme con los demás. Muy modestamente y por coherencia, siempre he tratado de encarnar mi fe practicando la caridad fraterna, con especial atención a los más frágiles, los heridos, los enfermos”. De Villiers añade: “Personalmente, mi relación con Dios ha madurado en escenarios de guerra y en contacto con la muerte, los heridos y las familias en duelo. De Kosovo a Bataclan, pasando por Afganistán, una palabra inspiró, apoyó, fortaleció mi compromiso: ‘Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos’ (Jn 15, 13)”.3 Evitando hablar del controvertido tema del genocidio de la Vendée, el militar estima que el mayor peligro actual en Francia es el islamismo, cuyo objetivo “es borrar la civilización cristiana y los católicos son quienes la encarnan”.
Atentados terroristas, guerra contra nuestra civilización En una entrevista para el semanario Famille Chrétienne, respondiendo a una pregunta sobre el atentado de Niza en 2016 —cuando un islamista embistió con un camión a toda velocidad contra la multitud en el bulevar junto a la playa, matando a 86 personas e hiriendo a otras 458—, el general de Villiers describe cuál fue su sensación al tomar conocimiento de lo ocurrido: “Una inmensa tristeza y luego una indignación fría. […] Como a todos los franceses, me hiere el corazón. Es un acto de guerra que tiene como objetivo la existencia misma de nuestra nación y nuestra civilización cristiana. A raíz de este acto lleno de odio, quiero decir: ¡basta ya! Tenemos que recuperar el control y dejar de sufrirlo”. El mismo sentimiento le produjo el martirio del padre Jacques Hamel cuando fue asesinado por dos yihadistas en julio de 2016, mientras celebraba una misa. Para el veterano general, “los católicos practicantes simplemente encarnan la civilización cristiana”. Porque “esta civilización es el objetivo preferencial de los terroristas islamistas que quieren imponer un nuevo modelo de sociedad en torno a la sharía. Están luchando contra el modelo occidental y su fundamento cristiano. El Estado Islámico ha sido derrotado, pero la ideología islamista todavía sueña con establecer califatos. Lo repito, su objetivo es borrar del mapa nuestra herencia judeocristiana”. Pierre de Villiers, finalmente, hizo hincapié: “¡No se detendrán! Creer en una desaparición espontánea del terrorismo es un gran error analítico. Esta guerra debe librarse, y como cualquier guerra será larga y difícil”.4
Notas.- 1. “Il faut que la Vendée soit anéantie, parce qu’elle a osé douter des bienfaits de la liberté”, apud Jacques Crétineau-Joly, Histoire de la Vendée militaire, Librairie de Charles Gosselin, París, 1843, t. II, p. 24.
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