Basile De Loose, 1878 Felipe Barandiarán El curso está terminando, llega el buen tiempo y el final de las clases. En el internado de las Hermanas de la Caridad se celebra el cumpleaños de la madre superiora. Las niñas acuden a felicitarla. Entran en fila en la amplia estancia, guiadas por las hermanas maestras. La ganadora del concurso de redacción lee un discurso en nombre de todas. La vemos muy aplicada en su declamación. A su lado, una niña más pequeña mantiene con gracia un ramo de flores, aguardando su turno. Luce el mejor de sus vestidos, blanco y azul, recogido con un gran lazo en la cintura. Detrás, avanzan dos con la imagen del fundador, el gran san Vicente de Paul, seguidas por el resto de las niñas, algunas aún en el corredor. Todas con flores cortadas esa mañana en los campos del colegio. Otra le lleva una maceta con geranios rojos, probablemente plantados por ella misma en el invierno. Por su parte, la madre superiora las recibe sentada en un austero sillón de madera torneada, un tanto desgastado, con grandes brazos y respaldo alto, tapizado con un paño floreado que ha perdido el color. Apoya uno de sus pies sobre un pequeño escabel, mantiene el torso erguido con naturalidad, sin tocar el respaldo, y las manos sobre el hábito, junto al rosario, con paciente disposición. La expresión de su rostro parece un tanto indiferente a las muestras de devoción que recibe: sabe que le son dirigidas a lo que representa, como superiora, más que a su persona. Pero su actitud es acogedora, amable, amenizando el respeto que impone entre las alumnas a su cargo. Unos pasos por detrás, en pie, le asisten dos religiosas que observan agradadas el filial homenaje. La gran chimenea del centro de la estancia, con un cuadro de Cristo paciente, como Ecce Homo, coronado de espinas y con una caña por cetro, recibiendo no homenajes sino insultos y oprobios, aporta un toque solemne y casero a la escena, completado por esa mesa de apoyo cubierta con un colorido paño y la amplia alfombra que realza la dignidad del puesto de superiora. Autoridad y bondad en la religiosa, mansedumbre y sublime majestad en el Cristo ultrajado del cuadro.
|
La aparición del arcángel en México |
|
Fiesta de gloria y de paz Gloria. ¡Cómo los antiguos comprendían el significado de este vocablo, cuántos valores morales refulgentes y arrebatadores veían en él!... |
|
El valor del sacrificio en la vida cotidiana No podemos, no debemos pertenecer a la casta de los poetas y románticos que cantan el amor divino, y lo cantan muy hermosamente, pero... ¡ay!, no lo viven. Amor sincero el nuestro, debe ser amor, no de lirismo, sino de obra. ¿En qué consiste?... |
|
Reminiscencias a la espera de un resurgimiento El castillo de Montemor-o-Velho —con sus murallas coronando la montaña, teniendo a sus pies a la villa, próxima al río Mondego, en la planicie final que conduce al mar— constituye un ejemplo entre tantos de la vocación guerrera que marcó a Portugal desde el comienzo de su existencia como nación cristiana... |
|
Educación sexual en los colegios “La necedad se esconde en el corazón del niño; la vara de la corrección la hace salir de él” (Prov 22, 15)... |
|
Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia Un noble polaco, el conde Stanislaw Kostka Potocki (1752-1821) participaba en una cacería en tierras del rey de Nápoles, cuando le mostraron un caballo considerado indomable. El conde, de inmediato, se quitó la casaca y montó el bravo animal, el cual se dejó subyugar por él... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino