Ambientes Costumbres Civilizaciones Dos cuadros, dos mentalidades, dos doctrinas

Haga el lector un ejercicio de imaginación, y suponga que le sea posible, revirtiendo la serie de siglos ya pasados, volver al tiempo de Cristo, y entrar en un recodo de la modesta habitación de la Sagrada Familia en Nazaret. Figúrese que encuentra allí a la Virgen jugando con el Niño. Y que una y otro fuesen exactamente como Rouault (siglo XX) los imaginó en el cuadro que reproducimos arriba. ¿Esta imagen colmaría su expectativa? ¿Correspondería a lo que se puede esperar de la Madre de Dios, y del propio Verbo Encarnado? ¿Encontraría en esas figuras un reflejo auténtico del espíritu cristiano, de las virtudes inefables de Jesús y María? Evidentemente no.

Por lo tanto, quien se empeñe en que el arte cristiano refleje de modo digno y apropiado el espíritu de los Evangelios y de la Iglesia, no puede ser indiferente a que cuadros de este género se generalicen entre los fieles.

¿Qué terminará pensando y sintiendo sobre la Sagrada Familia un pueblo que tenga frente a sí obras pictóricas o escultóricas de este jaez? El arte cristiano tiene la misión de auxiliar dentro de sus posibilidades peculiares la difusión de la sana doctrina, y no se puede considerar que el espíritu de este cuadro sea propicio para dicho fin.

Para aclarar mejor estas afirmaciones, consideremos cuanto es eficaz, por el contrario, para hacer comprender por los sentidos lo que la Iglesia nos enseña sobre Jesús y María, este cuadro del Maitre de Moulins (siglo XV), representando también a la Virgen y el Niño.     




¿Cómo llevar una vida santa? Palabras del director Nº 103 - Julio 2010 - Año IX
Palabras del director Nº 103 - Julio 2010 - Año IX
¿Cómo llevar una vida santa?



Tesoros de la Fe N°103 julio 2010


El Apóstol Santiago
Nº 103 - Julio 2010 - Año IX La deformación moral es muchas veces causa del error Satanismo social El ocaso del darwinismo Nuestra Señora de la Paz La perfección de la religión cristiana Santiago el Mayor ¿Cómo llevar una vida santa? Dos cuadros, dos mentalidades, dos doctrinas



 Artículos relacionados
Dos modos de ver la vida del campo Seis de la tarde. La faena diaria se ha terminado. La noble tranquilidad de la atmósfera envuelve la inmensidad de los campos, invitando al reposo y al recogimiento. Un crepúsculo color de oro transfigura la naturaleza, haciendo brillar en todas las cosas un reflejo lejano y suave de la inexpresable majestad de Dios...

Leer artículo

La tradición cristiana y la fermentación revolucionaria en la expresión fisonómica No se puede considerar la figura de nuestro primer cuadro sin sentir un profundo respeto. Se trata de una madre de familia, con todo el aspecto de quien transcurre su existencia en el ambiente digno y santo del hogar. La dedicación a los suyos, la templanza, un frescor...

Leer artículo

“Todo se refleja en los ojos: cólera, miedo, afecto o alegría” La frente amplia, los trazos acentuados y vigorosos, indican inteligencia y pujanza de personalidad. Pero todo cuanto estos trazos puedan significar está resumido, condensado, y llevado a la su más alta potencia de expresión en los ojos...

Leer artículo

El vendaval igualitario conduce al materialismo El marqués de Espínola, comandante de las valerosas tropas de Felipe IV, recibe de manos de Justino de Nassau, en Breda,  las llaves de la ciudad, que capitula después de una resistencia intrépida...

Leer artículo

“Si vis pacem, para bellum” Cuando contemplamos aquellos altaneros castillos de la Edad Media —erguidos en las fronteras del Imperio Carolingio, en las márgenes del Rin o del Danubio, o en las rutas que las tropas del gran emperador seguían, para impedir el avance de los moros, dentro de la propia España— tengo la impresión de que esos castillos ¡aún palpitan con la batalla!...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino