Ambientes Costumbres Civilizaciones Galería del Palacio de Schönbrunn

Refinamiento y sacrificio en la vida de corte junto a los Emperadores de Austria

Plinio Corrêa de Oliveira

En esta galería del Palacio de Schönbrunn, en Viena, se percibe el esplendor del estilo del Ancien Régime. Ella refleja alguna inspiración en la famosa Galería de los Espejos del Château de Versailles.

A lo largo de la galería, frente a frente, ventanas y espejos multiplican las luces. El techo es decorado con cuadros de grandes pintores.

Las delicadas arañas tienen solemnidad y dignidad. Se nota el carácter festivo de la galería, que es dado por la mezcla de dos colores extremamente luminosos: el dorado y el blanco. Las luces están repartidas también por apliques, de modo que durante el día la galería es muy luminosa y por la noche resplandece con mil llamas.

¿Qué eventos se realizaban en esta galería? No era apenas un lugar de paso, sino también de lo que se podría llamar “sala de los pasos perdidos”. O sea, personas de la corte que tuvieran que tratar de algún asunto, sobre todo en el invierno europeo muy frío, andaban de un lado a otro muy a gusto, cómodamente, de modo confortable. Así, se veía a gran número de personas —en una especie de punto de encuentro— conversando mientras andaban, o sentadas en banquetas, dispuestas a lo largo de toda la galería.

Pero también en esta galería se realizaban espléndidas fiestas y bailes con minuetos. En ella, de vez en cuando, habían recepciones de embajadores. Así pues, podemos imaginar un riquísimo tejido colgado en la pared y al frente los tronos del Emperador y de la Emperatriz. Presentes, junto a los tronos, personas del cuerpo diplomático, ministros, altos dignatarios del Estado, de la nobleza, personas de la alta sociedad de Viena.

En ese contexto, podemos asimismo imaginar que ingresaban a la galería jóvenes que empezaban a frecuentar la corte o señoras recién casadas que, aunque ya eran conocidas, se presentaban una vez más en la condición de esposa de tal noble. Así, era necesario entrar caminando de modo amable y risueño desde el fondo de la galería hasta aproximarse al Emperador y a la Emperatriz. Se hacían tres reverencias —al comienzo de la galería, a la mitad y al final. Todas ellas tenían que ser realizadas de modo profundo y con mucha dignidad, siendo observadas minuciosamente por los presentes.

Con estos ejemplos, se puede percibir que la vida de corte no era fácil en aquella época. Se exigía mucho refinamiento, cumplimiento de la etiqueta y sacrificio en la vida junto al Emperador.

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Tesoros de la Fe N°213 setiembre 2019


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