Especiales La visita de la madre al hospital

Enrique Paternina García-Cid, 1892,
Colección Museo del Prado

Felipe Barandiarán

La escena se desarrolla en un hospital de beneficencia atendido por Hijas de la Caridad. La niña enferma, aún con el rostro marcado por reciente fiebre, recibe el consuelo de la visita de su madre, a la que mira con dulzura y cierta melancolía. Siente su enorme cariño en el toque de sus manos, que le infunden confianza y paz. Sus cabellos castaños, ­desgreñados, sobre el blanco de la almohada y el brillo de sus grandes ojos azules nos la muestran débil. Aún tendrá que permanecer algún tiempo en reposo.

Su hermana pequeña le lleva un cesto con naranjas, para que se cure pronto. La religiosa de la Caridad, con su inconfundible toca de vuelo almidonado —cornette—, hábito azul, manguitos y delantal blanco para las tareas del día, apoya su mano sobre la pequeña transmitiéndole seguridad y protección.

En la repisa, junto a la cama, una botella de agua, un vaso con su cucharilla para las medicinas, un recipiente y el jarabe curalotodo. Fijo sobre la tosca pared de yeso, una placa con el número de cada lecho y una pequeña pizarra colgada de un clavo con la dieta y la medicación.

La madre lleva un vestido negro, adornado con un chal de grueso ganchillo, y un amplio delantal pardo con bolsillos para proteger la ropa. Es una familia humilde, no disponen de recursos para ser atendidos por los médicos en casa. Pero gozan de la caridad de las religiosas, que acogen a los pequeños con desvelo, en lo que es ya su segundo hogar.

De la cabecera de la cama pende un rosario. El ambiente es austero pero lleno de bondad. Los cuidados del cuerpo iban siempre acompañados de los del alma. Pero hace tiempo que se pretende desterrar a éstos. Por eso, según le dijo la Virgen de Fátima a la pequeña pastorcita Jacinta Marto, en una de sus últimas visiones particulares, “los médicos no tienen luz para curar a los enfermos, porque no tienen amor de Dios” (apud Antonio Augusto Borelli Machado, Fátima: ¿Mensaje de tragedia o de esperanza?, El Perú necesita de Fátima, 5ª ed., Lima, 2017, p. 99).

Jesús quiso nacer de estirpe real Dios, que da la llaga, da el bálsamo para sanarla
Dios, que da la llaga, da el bálsamo para sanarla
Jesús quiso nacer de estirpe real



Tesoros de la Fe N°243 marzo 2022


Madre de la Divina Gracia Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada
Marzo de 2022 – Año XXI Jesús quiso nacer de estirpe real La visita de la madre al hospital Dios, que da la llaga, da el bálsamo para sanarla Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada Dictadura colegiada, no El Paraíso Terrenal San Olegario Sobre el uso del agua bendita El uso de charreteras en los uniformes militares



 Artículos relacionados
La Revolución de la Sorbona: París, Mayo de 1968 Los golden sixties se basaban en una concepción atea de la vida, que pretendía estructurar la sociedad sin tener en cuenta los valores espirituales ni los derechos de Dios...

Leer artículo

Desfile militar en Lourdes Esta magnífica procesión militar en Lourdes constituye un sorprendente argumento contra la Europa Unida...

Leer artículo

¿Cómo probar la existencia del infierno? En primer lugar nos incumbe recordar que la razón y el sentido de justicia indican que el bien debe ser premiado, y el mal debe ser castigado. Inclusive muchos pueblos paganos creen en la existencia de un castigo eterno para los malos. Sin embargo, la prueba de la existencia del infierno no nos es dada por la razón, sino por la Revelación divina...

Leer artículo

El perfil de la beata Jacinta Marto, descrito por la hermana Lucía Jacinta tenía un porte siempre serio, modesto y amable que parecía traducir la presencia de Dios en todos los actos, propios de personas avanzadas en edad y de gran virtud...

Leer artículo

¿Cómo tratar a las mascotas? Quisiera saber qué dice la doctrina católica a respecto de la ropa para mascotas. ¿Se puede? ¿O es algo sin sentido? Agradezco desde ya su aclaración...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino