Estimados amigos: En nuestra edición correspondiente a la Semana Santa del año pasado, reprodujimos extractos de la obra del Padre Augustin Berthe (1830-1907), Jesucristo, su Vida, su Pasión, su Triunfo, sobre la Ascensión de Jesucristo al cielo y la dilatación de la Iglesia Católica por toda la tierra. Ascensión que el autor comenta como una maravilla que se realizó de modo majestuoso y espectacular ante la mirada deslumbrada de la Santísima Virgen y de los Apóstoles. Como Tema del Mes del presente número continuamos la narración, reproduciendo nuevos extraordinarios fragmentos de la célebre obra del redentorista francés. Después de comentar la gloriosa Resurrección de Jesús y su Ascensión, así como la formación que dio a los apóstoles y discípulos para difundir sus enseñanzas a todos los pueblos, el autor pasa a describir otro acontecimiento al mismo tiempo formidable y maravilloso: Pentecostés, es decir, la venida del Espíritu Santo bajo la forma de lenguas de fuego, sobre María Santísima y los Apóstoles reunidos en oración en el Cenáculo. Este portentoso hecho es contemplado en el tercer misterio glorioso del Santo Rosario. De las piadosas meditaciones que Plinio Corrêa de Oliveira escribió oportunamente al respecto, destaco este comentario suyo: “Los Apóstoles, hasta entonces tibios, de horizontes estrechos y llenos de miedo, se transforman instantáneamente en almas ardientes de celo por la gloria de Dios. Pidamos a María, Esposa del divino Espíritu Santo, que pronuncie una sola palabra en nuestra alma —tan débil, tan tibia y tan cargada de pecados— y ella será inmediatamente transformada”. Deseándole al Papa León XIV, a la Santa Iglesia y a nuestros lectores renovadas gracias al modo de un nuevo Pentecostés, me despido. En Jesús y María, El Director
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La venida del Espíritu Santo |
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Plinio Corrêa de Oliveira, cultivó desde su infancia, los más excelentes valores cristianos En estas líneas, intenté dar algunos trazos de cómo Plinio, desde niño, ya respiraba valores contra-revolucionarios. Con los años, él creció ultramontano— como eran llamados en el siglo XIX los católicos antiliberales y fieles al Papado—, monarquista, antimodernista, católico en todas sus manifestaciones. Con la lectura de autores como De Bonald, Donoso Cortés, Veuillot, y de numerosos santos como San Pío X, él explicitó y formuló de modo sistemático sus teorías, su Weltanschauung(visión del universo), aunque todas ellas ya existían en su alma en estado germinal. ¿Cómo esta germinación fue posible en una ciudad moderna, incrustada en el Nuevo Mundo? ¿Por una gracia especialísima de la Santísima Virgen? Ciertamente sí. Pero ello nos lleva a otras consideraciones: si Dios suscitó una personalidad como la del Dr. Plinio, ¿no será esto una primera gracia y un primer paso para un cambio radical en el rumbo de los acontecimientos? ¿No estará próxima la restauración de la civilización cristiana?... |
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