El hombre ha sido creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor, y mediante esto, salvar su alma. Las otras cosas sobre la faz de la tierra han sido creadas para el hombre, para que le ayuden a conseguir el fin para el que ha sido creado. De donde se sigue que el hombre tanto debe usarlas cuanto le ayudan a lograr su fin, y tanto debe privarse de ellas cuanto se lo impidan. Por lo cual es necesario hacernos indiferentes, a todas las cosas creadas, en todo lo que cae bajo la libre determinación o elección y no nos está prohibido. De tal manera que, de nuestra parte, no queramos más salud que enfermedad; riqueza que pobreza; honor que deshonor; vida larga que corta y así en todo lo demás. Solamente deseando y eligiendo lo que más conduce al fin para el cual hemos sido creados.
San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, nº 23.
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