Santoral
Ascensión de Nuestro Señor JesucristoTerminada la obra de la Redención, Jesucristo en cuanto hombre y por su propio poder, subió en cuerpo y alma al cielo; pues en cuanto Dios nunca faltó de él. Y que está colocado en un lugar igual al del Padre en cuanto Dios, y de mayor preferencia que el de todos los justos y espíritus bienaventurados, en cuanto hombre |
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| Fecha Santoral Mayo 29 | Nombre |
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Terminada la obra de la Redención, Jesucristo en cuanto hombre y por su propio poder, subió en cuerpo y alma al cielo; pues en cuanto Dios nunca faltó de él. Y que está colocado en un lugar igual al del Padre en cuanto Dios, y de mayor preferencia que el de todos los justos y espíritus bienaventurados, en cuanto hombre (Pbro. D. Eulogio Horcajo Monte de Oria, «El Cristiano Instruido en su Ley», Madrid, 1891, p. 69).
El sexto artículo del Credo nos enseña que Jesucristo, cuarenta días después de su resurrección, subió por sí mismo al cielo en presencia de sus discípulos, y que, siendo, como Dios, igual al Padre en la gloria, fue, como hombre, ensalzado sobre todos los ángeles y santos y constituido Señor de todas las cosas. Jesucristo, después de su resurrección, se quedó cuarenta días en la tierra, para probar con varias apariciones que verdaderamente había resucitado, y para instruir mejor y confirmar a los Apóstoles en las verdades de la fe. Jesucristo subió al cielo: l) para tomar posesión de su reino, conquistado con su muerte; 2) para prepararnos tronos de gloria y para ser nuestro Medianero y Abogado cerca del Padre; 3) para enviar el Espíritu Santo a sus Apóstoles. A la derecha de Dios en el Cielo Se dice de Jesucristo que subió a los cielos y de su Madre Santísima que fue asunta, porque Jesucristo, por ser Hombre-Dios, subió al cielo por su propia virtud, pero su Madre, como era criatura, aunque la más digna de todas, subió al cielo por la virtud de Dios. La palabra está sentado significa la eterna y pacífica posesión que Jesucristo tiene de su gloria, y la expresión a la diestra de Dios Padre quiere decir que ocupa el puesto de honor sobre todas las criaturas (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, p. 20).
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La Virgen de la Nube |
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Duodécimo artículo del Credo Y la vida eterna El último artículo del Credo nos enseña que, después de la vida presente, hay otra, o eternamente bienaventurada para los escogidos en el cielo o eternamente infeliz para los condenados al infierno... |
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Noveno artículo del Credo - III Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos La Iglesia docente y la Iglesia discente son dos partes distintas de una misma y única Iglesia, como en el cuerpo humano la cabeza es distinta de los otros miembros, y con todo forma con ellos un solo cuerpo. Componen la Iglesia docente todos los Obispos, con el Romano Pontífice a la cabeza, ya se hallen dispersos, ya congregados en Concilio. Componen la Iglesia discente o enseñada todos los fieles... |
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Quinto artículo del Credo Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos Jesucristo bajó, no al infierno de los condenados, sino al llamado seno de Abraham, donde estaban detenidos los justos; que no sólo bajó en virtud o poder, sino su alma en realidad y presencia, y que lo hizo a sacarlas de aquella mansión donde estaban esperando que su divino libertador triunfase de la muerte y del pecado... |
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Décimo y undécimo artículos del Credo El perdón de los pecados, la resurrección de los muertos La Iglesia perdona los pecados por los méritos de Jesucristo, confiriendo los sacramentos instituidos por Él con este fin, principalmente el Bautismo y la Penitencia. La resurrección de los muertos sucederá por la virtud de Dios omnipotente, a quien nada es imposible. Ello acaecerá al fin del mundo, y entonces seguirá el juicio universal... |
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Primer artículo del Credo - I Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra La palabra ‘creo’ no tiene el significado de ‘pensar’, ‘juzgar’, ‘opinar’. Significa una adhesión absolutamente segura, por la cual la inteligencia acepta, con firmeza y constancia, los misterios que Dios le manifiesta... |
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