Estimados amigos: “Mucho antes que se volvieran universalmente famosos los santuarios de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, y de la Virgen de Fátima, en Portugal, la Santa Casa de Loreto, en la región italiana de Las Marcas, ya era un importante centro mariano de peregrinación. En 1993, con motivo del VII centenario de su milagrosa traslación, el Papa Juan Pablo II lo denominó “el primer santuario internacional dedicado a la Virgen y, durante varios siglos, el verdadero corazón mariano de la cristiandad”. Allí tuvo lugar la Anunciación del ángel san Gabriel a la Virgen María. Una concisa inscripción sobre el altar de la Santa Casa recuerda el magno acontecimiento: HIC VERBUM CARO FACTUM EST — “Aquí el Verbo se hizo carne”. También dentro de aquellas benditas paredes, que eran la casa de san Joaquín y santa Ana, nació su hija, la Santísima Virgen. Del mismo modo, fue el hogar de la Sagrada Familia y allí entregó su alma a Dios san José, el patrono de la buena muerte, rodeado por Jesús y María. En la basílica de Loreto, surgieron las célebres letanías lauretanas y san Luis María Grignion de Montfort recibió la inspiración para escribir su “Tratado de la Verdadera Devoción”. Allí floreció asimismo la advocación de la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores, que los religiosos jesuitas se encargaron de difundir por el mundo entero. En Lima, en un altar lateral de la iglesia de San Pedro, se venera una imagen suya a la que santa Rosa tenía por devoción vestir. Que el siguiente artículo de Juan Miguel Montes sea el mejor aperitivo para degustar la más reciente obra editada por El Perú necesita de Fátima: “El milagro de la Santa Casa de Loreto”, escrita por el talentoso joven italiano Federico Catani. Libro que confío no falte en sus hogares. Les deseo una feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de fe y de cristianos emprendimientos. En Jesús, José y María, El Director
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Loreto, la nueva Nazaret La casa que los ángeles transportaron |
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La expiación de los pecados y el papel del mérito Todo pecado causa en el pecador doble estrago: mancha su alma y le hace merecedor del castigo... |
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