Historia Sagrada Conclusión del Sermón de la Montaña

San Juan Bosco

Después de enseñar sobre las buenas obras, la oración y el ayuno, Jesús prosigue tratando de los cuidados que debe tomar el cristiano:

—“No acumuléis tesoros en la tierra, donde los consume el óxido y la polilla, y donde los ladrones los desentierran y roban; sino haceos tesoros en el cielo, donde no los puede consumir el óxido ni la polilla, ni pueden los ladrones desenterrarlos ni robarlos. Porque en donde está tu tesoro allí está tu corazón. Nadie puede servir a dos señores; no podéis, pues, servir a Dios y las riquezas.

—“No os afanéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos, con qué nos vestiremos?’¡Mirad los pájaros del aire!, no siembran, ni siegan, ni almacenan; y sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No sois acaso más que ellos? ¡Mirad los lirios del campo! No trabajan, ni hilan; sin embargo, os digo que ni Salomón, en toda su gloria se vistió como uno de estos. Ahora bien; si Dios viste de tal suerte la hierba del campo que hoy es y mañana será arrojada a las llamas, ¿no os vestirá con mayor razón a vosotros, hombres de poca fe? No os angustiéis como los gentiles.

—“Buscad, ante todo, el reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura”.

Juicios temerarios

—“No queráis juzgar, y no seréis juzgados; no queráis condenar, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Con la misma medida con que midiereis, seréis medidos. ¿Cómo ves una paja en el ojo de tu hermano y echas de ver la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Quita antes de tu ojo la viga, y luego podrás tratar de quitar la pajuela del ojo de tu hermano. Haced, pues, a los demás lo que quisiereis que se os hiciere a vosotros mismos. En esto consiste la ley y los profetas.

—“Habéis oído que fue dicho a los antiguos: ‘No seáis perjuros’. Pero yo os digo: De ningún modo queráis jurar; mas sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que excede de esto, de mal procede”. 

Fin del Sermón de la Montaña

Después de haber dado estas y otras instrucciones, concluyó su sermón con estas palabras:

—“El que escucha mis palabras y las practica, es semejante al hombre sabio que fundó su casa sobre piedra y la lluvia y los vientos azotan dicha casa; pero no logran derribarla, porque está fundada sobre una roca firme. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, es semejante al hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cae la lluvia, desencadénense los vientos, la casa cruje y su ruina es espantosa”.

Cuando hubo concluido de hablar, quedaron las turbas extáticas de admiración, porque les había hablado con autoridad divina. 

El Sermón de la Montaña, Henrik Olrik, 1880 – Mural del altar mayor de la Iglesia de San Mateo, Copenhague (Dinamarca)

 

El Dulce Nombre de María y el deber de velar por la gloria de Dios San José de Cupertino
San José de Cupertino
El Dulce Nombre de María y el deber de velar por la gloria de Dios



Tesoros de la Fe N°165 setiembre 2015


El Dulce Nombre de María Y el deber de velar por la gloria de Dios
Nº 165 - Setiembre 2015 - Año XIV Rico no es sinónimo de ladrón ni de avariento La “yihad” islámica en una escuelita italiana Internacional del Aborto:Macabro e inmoral comercio El Dulce Nombre de María y el deber de velar por la gloria de Dios “ahora y siempre” Conclusión del Sermón de la Montaña San José de Cupertino ¿Se puede alcanzar la paz en esta tierra? Guillermo II y la emperatriz Sissi



 Artículos relacionados
Donde hay virtud, florece la nobleza de sentimientos y la cortesía A respecto del diálogo sostenido entre la Virgen de Guadalupe y san Juan Diego Cuauhtlatoatzin en 1531 (ver recuadro en la siguiente página), se pueden hacer varios comentarios...

Leer artículo

Estaremos presenciando la muerte de la modestia Bajo el título ¿Estaremos presenciando la muerte de la modestia? la revista norteamericana “Catholique Online” publica un artículo de Jennifer Hartline, católica fervorosa, esposa y madre de tres preciosos hijos...

Leer artículo

¿Cómo vivir rodeado de riquezas y acumular merecimientos para la eternidad? Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5, 3)...

Leer artículo

Utilidades del pecado EL HOMBRE MODERNO tiende a aprovecharlo todo. Hasta la chatarra y los desperdicios. Hasta la negra corriente de las cloacas, de la que obtiene activos fertilizantes. Los cocineros disponen de libros con normas para aprovechar las sobras...

Leer artículo

Los gloriosos orígenes del celibato eclesiástico En épocas de crisis, siempre surgen pretendidos reformadores con soluciones “geniales”, que no consisten en otra cosa sino en demoler las más venerables tradiciones de la Iglesia. Uno de los blancos más constantes de estos pretendidos reformadores ha sido el celibato eclesiástico,...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino