Ambientes Costumbres Civilizaciones El mar

Una de las más bellas criaturas de Dios

Plinio Corrêa de Oliveira

Vemos en esta ilustración un lindo espectáculo de la naturaleza, creado directamente por Dios: el litoral y el mar. Al fondo la enorme masa líquida que se mueve, y, al frente, la playa.

La ola, que causa la impresión de ser colosal, es no obstante una ola pequeña. Pero ella muestra tal belleza, que repite en un punto pequeño y gracioso toda la majestad de las cosas grandes. Si imaginásemos a un hombre bajito enfrentando esta ola, podríamos temer una tragedia. Pero qué linda tragedia, enfrentar una espuma tan bella, tan bañada por el sol. Vista en su clímax, casi se diría una espuma de luz.

Por detrás, la masa de agua más se parece a un tejido, una seda maravillosa con movimientos diversos: plácida en el fondo, ora más movediza y llena de sol, ora francamente agitada, para morir mansamente en contacto con la tierra.

¡Todo lindo! Todo tan artístico, que podríamos imaginarlo como un camino de luz, y a la Santísima Virgen caminando sobre las aguas, en dirección a la costa, en ese sendero de luz. ¡Qué maravilla!

Nuestro Señor dice en el Evangelio que ni Salomón, en toda su gloria, jamás se vistió como los lirios de los campos. ¿Qué potentado, en toda su gloria, se vistió con un tejido parecido a la “seda” de este mar?

Este océano tan lindo es al mismo tiempo profundamente funcional. Sin sus movimientos, sin sus olas, sin su influencia en el equilibrio del universo, el planeta Tierra sería imposible.

Todo se encuentra en el mar en tal cantidad que, según unos técnicos de la Unesco, las riquezas que en el mar existen para el hombre son mayores que las de la tierra.

Es lindo y sumamente práctico. ¡Es la sabiduría de Dios! No hay duda que el agua es una de las más bellas criaturas de Dios.

Imaginemos, sin embargo, que esa agua no existiera. Tendríamos entonces en aquel lugar ¡un desierto como el Sahara! La alegría, la fecundidad, la belleza de la tierra provienen del contacto con el agua. El agua plácida, el agua bella, que parece una laja de piedra preciosa lapidada para que un rey o una princesa camine sobre ella, es al mismo tiempo profundamente práctica y útil. ¡Una maravilla de Dios!

Símbolos religiosos en lugares públicos Palabras del Director Nº 179 - Noviembre de 2016 – Año XV
Palabras del Director Nº 179 - Noviembre de 2016 – Año XV
Símbolos religiosos en lugares públicos



Tesoros de la Fe N°179 noviembre 2016


Jesús Escondido Institución de la Eucaristía
Nº 179 - Noviembre de 2016 – Año XV El triunfo de Jesucristo por la Eucaristía Rocamadour, símbolo de fe enclavado en la roca Nuestra Señora de Pötsch Institución de la Eucaristía San Diego de Alcalá Símbolos religiosos en lugares públicos El mar



 Artículos relacionados
Superioridad de la civilización cristiana En oriente, las piedras preciosas son más bonitas y de mejor quilate; su subsuelo es más rico en ese género de esplendores. Las perlas del Oriente son de una belleza incomparable...

Leer artículo

Santa Bernadette Soubirous María Bernarda o Bernadette nació en Lourdes, en las estribaciones de los Pirineos franceses, el 7 de enero de 1844...

Leer artículo

Conversar con Dios es tarea fácil y agradable Hemos dicho que es grande error manifestar desconfianza en nuestras relaciones con Dios y comparecer siempre ante su divino acatamiento como aparece en la presencia de su señor el esclavo tímido y vergonzoso, temblando de miedo. Pero todavía el error es mucho mayor si creemos que el conversar con Dios causa tedio y amargura...

Leer artículo

El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo San Bernardo extasiado a propósito de los ángeles exclama: “¡Qué maravilla!”. Y, en seguida, demuestra su entusiasmo por la acción de los ángeles: “Cristianos, ¿podéis creerlo? Los espíritus celestiales no solo son los ángeles de Dios, sino también los ángeles de los hombres...

Leer artículo

La modernidad: rasgos infantiles en personas maduras Alfred Binet, célebre psicólogo, nos legó un estudio en el que estableció las pautas para comprender las diferencias intelectuales que existen entre el adulto y el niño...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×